vamos al desierto, construyamos una casa. en el suelo abramos una boca de agua. dibujemos un cuadrado blanco por territorio, que mire al noroeste para que el sol caiga en invierno sobre la cama y te diga buenos días un minuto antes que yo, que estaré despierta en el pan que se tuesta para tu risa en el café y en el perro que le ladra a las chicharras. vos vas a estar despeinado de anoche y yo despeinada como de costumbre y los dos estaremos enamorados del desierto y el agua y los perros y el sol de la mañana pero más que nada y mejor que todo, el uno del otro y viceversa.